Con un balazo que atravesó media barbilla la boca y el pómulo izquierdo...

Yo no podía permitir que ella viera eso.
Cuando el reloj del corazón hace pausa eterna, no se precisan las palabras para consolar a quien lo ama aun sin movimiento.
Al momento de recibir la noticia, un temblor se apoderó de mis piernas, mi boca reseca, no pronunció palabra alguna, solo tuve los brazos, y también llore por la eternamente ausente, aún sin saber los detalles de su rostro.
Alguna vez supe de su historia, no a gran detalle, porque solo fue mencionada en algunas noches de cuentos mientras pretendía inocentemente arrullarme, aun sabiendo que después de cada historia, vendrían a mi mente cualquier tipo de preguntas.

Aquella era una niña- Relataba- con 6 años encima de su inocencia, podrías verle empolvadas las pestañas en medio de las canchas de futbol que se extendían a una cuadra de su choza, una casita llena de lo pobre, así como aquel barrio Che, que visitamos hace un par de meses. Ahí con la panza llena de vacío, le cargaba entre sus hombros la mujer que buscaba el pan con los hombres, ella no tenía más remedio que vaciarles la bragueta con amor falso, o incluso nada más soportarles los insultos. Pero la niña, dime vos, como pudiese imaginar que quien la llenaba de besos se ensuciaba la conciencia, para que ella no estuviera de mugrosa tirada todo el día en las canchas de futbol.
Pon atención, que si te lo cuento, es porque pasó una tarde en aquel barrio, en que la niña dejó de serlo.
Yo me enteré que llegando a casa, ha pillado a su madre debajo de un boludo. Entendés?? Ese día ella tomó sus pocas cosas y se fue sin aviso, desde entonces, no ha vuelto a saber mas de aquella mujer, se de buenas fuentes que a veces la sueña, tomada de sus manos dando volantines en el aire mientras se mira empolvada en aquellas canchas de futbol.

Yo, aunque siempre ponía cara de asombro, en el fondo sabia que contaba sus propias historias, y aunque terminaba los relatos diciendo,- Ey Che ! Te ha gustado? - y por respuesta tenia siempre -Tienes tanta imaginación que me haz dejado asombrada!- dentro de mi corazón lloraba la tristeza que ella no quería contarme siendo la protagonista.

Con un balazo que atravesó media barbilla la boca y el pómulo izquierdo, se detuvo su corazón sin tiempo de despedirse de la noche. El rumor es, un cliente insatisfecho.
Hizo a bien el médico forense en turno, en ponerme sobre aviso.
El espiral de mi cerebro, trata de concentrar éste recuerdo en un sitio donde no regrese con frecuencia, mi corazón desea fuertemente que se estacione en mi memoria temporal.
El cierre chilla fuerte en mis oídos, y no permito a mis ojos mirar mas que la orilla donde se colocan los pies, en el instante sé que tengo frío como la plancha de acero que la detiene, como el iglú de la soledad, como el silencio de los muertos.

Debo mirar aquel rostro, asentir con la cabeza, y largarme.

No podía permitir que ella viera esto.

En las butacas estaba ella, con los brazos recargados a las rodillas con los ojos hinchados, le miré en pleno mareo, he hice lo que tenía hacer, asentí con la cabeza….