"Bob Marley"

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Vivo del beso de la mujer que busque mi boca, no pretendo llevarme el alma sino dejarle mi corazón...

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domingo, 25 de abril de 2010

Ey Che!

Eran las tres menos quince en el reloj argentino, cuando me vi caminando después de un concierto por la Av. Corrientes, donde los murmullos son largos, desvelados y nunca duermen.
En el cruce de Talcahuano, me paré frente al café "El Estaño" y en tan inmensa soledad me imaginé siendo Onassis sirviendo humildemente a Gardel una taza de café.
Me encendí un cigarrillo y seguí mi paso, lento y pausado, mirando fijamente todo cuanto abordaban mis ojos.
Pasé La Giralda, y a unas cuadras quise doblar en Montevideo antes de El Alvear, y justo en el intento me detuvo la voz de una mujer que sin mesura lanzo un grito en mi honor y señalándome los ojos me regalo de sus sonrisas la mejor que dudo olvidar jamás.

-Ey Che! vos me recuerdas a alguien que amé, pero que aún no conozco!

Es imposible describir la expresión que dibujaron esas palabras en mi rostro, con media sonrisa y las cejas fruncidas me detuve en seco como tratando de reconocer aquel rostro totalmente extraño que no dejaba de sonreírme como si supiera perfectamente que jugaba conmigo. Aún así sus ojos inmensos se clavaban fuerte donde sangra la confianza y se rasguña la empatía.

-No lo creo- fue tan solo lo que por inercia resbalo por mi lengua, le sonreí tratando de concluir aquella intervención, baje la cabeza e intente seguir mi camino, cuando de re ojo mire como tomaba su valija del piso y de un brinco estaba a mi lado mirándome fijo.

- A donde vas?- Me cuestionó sin pena
- Solo camino, no tenia el gusto de conocer tan linda calle, algo que recomiendes?-Le contesté
- Te recomiendo la calle, la madrugada en La Avenida Corrientes es para la calle, los rostros mas bellos se encuentran justo donde se cierra el bar y el café, ya que si vos quieres beber algo...
- No, no - le interrumpí -solo pretendo caminar.
- Entonces no veo razón para que necesites una recomendación mía, claro que si la necesitas de urgencia, podría explicarte un puño de maneras de como caminar.

Abrí los ojos del tamaño de un plato y sin tomar un respiro continuó mientras seguía mi paso.

-Existe la manera mas prudente de dar los pasos mirando siempre donde pisas, de ésta manera puedes prevenir cualquier tropiezo, pero acaso no es bello mirarlo todo? Por ejemplo, si caminaras solo viendo el paso a paso, dónde quedaría el teatro Alvear?

Se detuvo sin aviso y dio un girón dejándome de espaldas a sus ojos señalando aquel teatro, caminó en sentido opuesto a mi camino, yo no tuve más remedio que seguirle, o mejor dicho no tuve más que hacer que querer seguirle.

-O por ejemplo El café La Paz, el Teatro San Martín- continuó - y así podría enumerarte toda la Avenida.
También sé de esa forma de andar mirando todo sin mirar el paso, de ésta manera puedes pasar los días tocando el suelo con la cara, y maldiciendo la piedra que te ha hecho caer.

Yo no podía creer que estuviera escuchando todas éstas cosas sin decir una sola palabra,lo único que sé es que perdí la noción del tiempo que seguía andando sin yo darme cuenta que el reloj marcaba ya las cuatro menos diez.

-Yo prefiero éste método- prosiguió en su monólogo, mientras brincaba de repente columpiándose en alguna lámpara de calle haciéndome parar, para esperar que continuara tan prescindible charla- Camino sin mirar afuera, solo dentro donde encuentro las verdades, mis ojos pueden parecer atentos pero siempre mirando donde nadie sabe ver... de esta manera consigo salvarme de vez en cuando del bache y en ocasiones las aceras se clavan en mi mente que se perfecto que deseabas doblar la calle en Montevideo, tal vez en busca de un momento que nunca mas sucederá.

Sonreí al escuchar tan sabio señalamiento, y rompí el silencio de una manera sarcástica- Así que me vienes siguiendo- Soltó una carcajada y respondió.
-Seguramente serás la única en el mundo que dobla en Montevideo y cambia el rumbo perdiéndose de quien sabe que cosa, que jamás pasará.

Debo reconocer que me envolvió en esas cuantas palabras que no me vi con cara de refutar nada.

Ya eran las seis de la mañana, y nos encontramos sentadas finalmente en cualquier banqueta, cuadras lejos de donde comenzó nuestra plática.
El sol salió con prisa y era tarde para abordar mi vuelo camino a casa, en cambio, ella sin prisa saco frente a mis ojos un maletín lleno de pinturas y comenzó a llenarse la cara de colores diversos, soltó su cabello chino y alborotado lo dejo caer a su total voluntad. En cuestión de diez minutos tenía frente a mis ojos un payaso con facciones bellas y una sonrisa que jamás podría olvidar, los ojos mas grandes de lo que por si solos ya eran, los suburbios de su boca delineados de un azul marino y la nariz perfectamente diseñada para dibujar un corazón rojo que aunque bello no hacia perder la atención a tan hermosos ojos color miel.
El silencio se apodero por fin de aquella mujer que, con la luz del día me daba ya, una sensación de infante.
-Debo irme- Dije después de un suspiro grande.
-Yo igual- contestó sonriendo, mientras sacó un crayón color blanco de su maleta, pidió la planta de mi zapato causando en mí como en toda la noche la intriga de no saber que más podría suceder. Garabateo con dificultad, pero finalmente lo consiguió.

- Te enseñaré una forma más de como caminar...

Al mirar en la planta de mi zapato logré descifrar los números que podrían concederme una nueva charla, mi corazón se emocionó a tal manera que por vez primera me mira sin saber caminar.

-Oye! aquí tengo un papel - Me apuré a sacar mi libreta negra que siempre cargo dentro de mi morral.

Sin decir nada se paró de la banqueta y cruzó la Avenida Corrientes, el semáforo estaba en rojo y de su bolsillo sacó una flor de papel que entregó al primer auto que con la que intercambió un par de monedas, le perdí la vista en cuanto el flujo de autos comenzó a correr.

Se sumó a mi soledad crónica una tristeza indescriptible, aún sentía su voz rondando por mi cabeza cuando decidí volver al hotel para recoger mis cosas y dirigirme al aeropuerto, fue entonces cuando escuche a lo lejos aquella voz.

-Ey! che! vos me recuerdas a alguien que amé pero que… -Con sus ojos enormes y su sonrisa perfecta desapareció de mis ojos
En cuanto llegué al hotel cambié de inmediato mis zapatos y me sentí feliz de aun reconocer los números marcados.

Ahora en casa, no se bien si marcar su teléfono, y decir...tu voz me recuerda a alguien a quien amé, una noche en Buenos Aires.

1 comentario:

  1. hermooooso cuento o fue real? jeje
    a mi tambien me gustaria encontrarme con una payasita asi ya sea en buenos aires o en méxico.
    saludos amiga

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no rajes! escribe...

...solo intento...sumar horas a tu voz para que puedas nombrarme

Aqui cinco palabras que no puedo decir cotidianemente:







Bella







Mujer







Senos







Toda







La







... y las demás vendrán tejidas y usurpadas de la(s) boca(s) de la(s) mujer(es) que quiera besarme...







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